Los golpes de calor, también conocidos como hipertermia, suelen darse en épocas como el verano, donde las temperaturas son más altas y son más probables en lugares con mucha humedad.
Los gatos son unos animales más sensibles al calor que los humanos, y aunque disponen de mecanismos para regular la temperatura, como por ejemplo al lamerse con la saliva, no soportan bien los cambios fuertes de temperatura.
Estos golpes de calor se producen cuando la temperatura corporal aumenta hasta un punto que el gato puede sufrir daños que van desde lesiones leves hasta incluso la muerte de nuestra mascota. Si hace mucho calor, sumado a la falta de agua y sombra, o si tenemos suelos de cemento que retienen el calor y ademas mantenemos al gato en espacios reducidos, es posible que el gato termine con todas sus reservas de azúcar y sales minerales, provocando un colapso interno que puede desembocar en la muerte del animal en menos de 15 minutos.
Para poder identificar si tu gato está sufriendo un golpe de calor hay que conocer los principales síntomas, que suelen ser:
- Respiración rápida.
- No tiene ganas de moverse y muestra una actitud perezosa (Astenia).
- Sus encías se vuelven de color azul.
- Temblores musculares y/o vómitos.
- La piel puede coger un tono azulado por la falta de oxígeno (Cianosis).
- Manchas de sangre en la piel.
- Aumento del ritmo cardíaco.
Si nuestro gato presenta alguno de estos síntomas debemos actuar rápido. Lo ideal es llevarlo al veterinario pero teniendo en cuenta que los golpes de calor son muy rápidos no nos va a dar tiempo. Así que seguiremos estos pasos:
- Debemos llevar al gato a un sitio fresco.
- Aplicar frío en la cabeza, cuello, ingles y axilas para refrescar la sangre.
- Poner al gato bajo un chorrito de agua. Humedece su boca, pero no le obligues a beber. Retíralo cuando su respiración se normalice.
- Controla que no suba la temperatura del gato poniéndolo sobre una toalla húmeda.
- Si necesitamos bajar la temperatura muy rápido podemos utilizar un ventilador o colocarle cubitos de hielo en la nariz, cuello y axilas.
Sigue estos consejos y cuando se estabilice llévalo al veterinario.
Nunca debemos ponernos nerviosos ante un golpe de calor, debemos actuar tranquilos. No debemos obligar al gato a beber ya que podría ahogarse al no poder tragar. Tampoco debemos cubrirlo con mantas ni utilizar agua helada o con mucha potencia.
Como es mejor prevenir que curar, sigue estos consejos para evitar los golpes de calor en los gatos:
- No debe faltarle agua fresca.
- No dejarlo encerrado en espacios pequeños, como por ejemplo el coche.
- No permitas que haga mucho ejercicio al sol.
- Asegúrate que tiene lugares con sombra.
- Evita que haga la digestión en horas de mucho calor, para ello intenta que coma a primera o a última hora del día.
Siguiendo todos estos consejos es muy probable que nuestro gato no sufra golpes de calor, pero en caso de padecerlo no olvides llevarlo al veterinario una vez estabilizado.