Las ninfas son unas simpáticas aves que cada vez son más comunes en nuestros hogares y mucha gente no sabe diferenciar el sexo de su mascota. En algunos ejemplares no es fácil saber el sexo debido a su variedad (color), pero en la mayoría de los casos podemos diferenciar el sexo de nuestra ninfa teniendo en cuenta dos factores principales, la variedad y la edad.
Casi todas las variedades de ninfas presentan algún dimorfismo sexual (diferencias entre machos y hembras). Las ninfas albinas, lutinas y las blancas o amarillas no suelen tener diferencias físicas apreciables como para poder distinguir el sexo.
Lo primero que debemos observar para saber el sexo de una ninfa son sus plumas. Las ninfas menores de 6 meses tienen unas estrías negras bajo las plumas de la cola y las alas. Si después de la primera muda pierden este dibujo y pasan a tener plumas lisas y uniformes, podemos decir que es un macho, si por el contrario después de la muda conserva los dibujos, tendremos una hembra.
En las ninfas ancestrales, a los machos se les intensifican los colores de la cara y los círculos rojos o «mofletes».
En las ninfas perladas, también podemos diferenciar el sexo, si tras la muda de plumas conserva las perlas en las alas, tenemos una hembra y si por el contrario el plumaje se vuelve de color uniforme, es un macho.
En las ninfas de cara blanca, el macho tiene la cara blanca y se diferencia muy bien del resto del plumaje, sin embargo la hembra es gris completamente y con muy pocos restos del blanco de la cara.
A partir de los 6 meses de edad es cuando se puede saber el sexo de una ninfa, es en esta edad cuando suele darse la primera muda del plumaje, lo que indica que nuestra ninfa pasa a ser una adulta. Es en este momento cuando mejor podemos saber el sexo de nuestra mascota.
En los casos más difíciles, si nos interesa mucho saber el sexo de nuestra ninfa podemos consultar a nuestro veterinario.